domingo, 20 de abril de 2014

Reflexiones sobre el aprendizaje cooperativo

El curso pasado y en gran parte del actual estuve implicado en un grupo de trabajo sobre el aprendizaje cooperativo. A través del Centro de Formación de Pontevedra y bajo la supervisión de la Universidad de Vic, un grupo de profesores y profesoras pusimos en práctica estructuras de cooperación simples (lápices al centro, 1,2,4, folio giratorio,lectura compartida, grupo nominal...) y fuimos creando un plan de trabajo para todo un trimestre en el que aplicábamos este método a nuestra materia . Debo decir que la satisfacción de trabajar así es muy alta. Todo el esfuerzo de pensar actividades en las que se pudiesen aplicar las estructuras cooperativas queda compensado cuando ves el grado de participación e implicación del alumnado. El trabajo cooperativo no es trabajo en equipo sin más. Aquí la responsabilidad individual es muy grande. El reparto de roles dentro del grupo para incentivar la participación, la coordinación, la ejecución de las tareas, etc. es clave para que el grupo funcione, pero antes debemos realizar con ellos una serie de actividades que favorezcan el conocimiento mutuo y la confianza en el otro. Ahí es donde entra la labor de educadores que todos deberíamos llevar dentro. Si no hay un buen clima grupal es difícil impartir docencia sea cual sea el método. La importancia de las actividades de conocimiento es capital. No es una pérdida de tiempo. Hacerlo bien te va a proporcionar muchas ventajas en el futuro.
Para trabajar así es necesario conocer bien al grupo, saber que pueden ofrecer tanto a nivel académico como a nivel personal. Ese conocimiento nos va a permitir crear grupos heterogéneos de cuatro personas dónde se entremezclen buenos alumnos con otros que necesitan una mayor monitorización y con otros de tipo intermedio. Unos aportarán ideas, otros inteligencia social y probablemente todos aprenderán los unos de los otros. Siempre la ejecución de un sociograma es muy útil para saber crear los grupos. No es tarea fácil.
Una vez creados los grupos debemos diseñar la estructura de los temas de forma que el alumnado resuelva las cuestiones- problema presentadas por el profesorado de forma autónoma. En la lectura compartida, en el debate sobre la respuesta a la cuestión, en la búsqueda de la información, el alumnado está relacionándose y aprendiendo de forma recíproca.
Dentro de los grupos, a medida que avanza el conocimiento de las técnicas de trabajo cooperativo ellos mismos van autorregulándose y evaluándose. Es el momento de la reflexión como grupo cooperativo, es el momento de asumir y repartir roles: coordinador, secretario, encargado de controlar las intervenciones, los tiempos de intervención, de hacer participar a los remolones, de la eficacia en la ejecución de la tarea. De todo esto hay que llevar un control. El propio alumnado lo hace, nosotros siempre supervisamos. Aquí el rol del profesor es otro. Nos convertimos en propiciadores de debates, en supercoordinadores del trabajo del alumnado. Son ellos los que se organizan. Por supuesto esos roles asumidos por cada uno de los integrantes del grupo tienen que ser rotarios para que todos aprendan las diferentes responsabilidades de trabajar de forma colectiva.

Las ventajas que le veo a este sistema son muchas:

  1. Favorece el conocimiento mutuo entre el alumnado. Ayuda a superar estereotipos.
  2. Fomenta la cooperación y la ayuda entre iguales
  3. Obliga a la participación de todos. Se acabó que participen siempre los mismos.
  4. Se adapta perfectamente a las exigencias de las competencias educativas. Nos permite evaluar mejor.
  5. Aprenden los unos de los otros. El control lo regulan ellos. Desaparecen muchas tensiones
  6. Permite atender mucho mejor la diversidad
  7. Trabajan de forma activa. Buscan información, seleccionan, la explican ellos
  8. Aprenden técnicas de trabajo muy útiles para resolver cuestiones complejas.

Las dificultades de este sistema son:

  1. Es necesario trabajar bien las actividades que favorecen el conocimiento mutuo del alumnado
  2. Hay que crear bien los grupos de trabajo. 
  3. Debemos vender bien las ventajas de trabajar así porque el alumnado bueno es muy reticente a compartir tiempo, esfuerzo y conocimiento con alguien al que considera menos hábil.
  4. Debemos diseñar bien los temas porque no se avanza al ritmo de la clase magistral
  5. La necesidad de que cubran la ficha de autoevaluación burocratiza un poco este método.


La experiencia de trabajar así está siendo muy gratificante. Si no lo has hecho todavía te invito a que lo pruebes.Eso si, prepárate para trabajar mucho, no tanto en clase como fuera de ella porque hay que pensar en muchos detalles. El esfuerzo merece la pena



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